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Archive for 1/04/2024

OCUC, una entitat per evitar fraus

LLUÍS TORRES| Pel seu interès general compartim la crònica que Hoja del Lunes de Barcelona va publicar el dia 29 de gener de 1979, de la periodista Alícia Marsillach, sobre la creació de l’Organització de Consumidors i Usuaris de Catalunya.

Portada i crònica sobre l’OCUC a Hoja del Lunes, del 29 de gener de 1979,|BELLATERRA.CAT

L’OCUC es va fundar el 1979 amb l’objectiu d’informar, assessorar i protegir els consumidors i els usuaris.  A banda de la informació, l’assessorament i la protecció, també un objectiu important de l’organització és motivar i emfatitzar el paper dels consumidors al mercat actual per ser un element decisiu a través de les seves opinions, control, denúncies i reclamacions.  El 1992, es va fundar el Departament de Medi Ambient de L’OCUC, amb l’objectiu d’incidir sobre els hàbits de consum habituals i sensibilitzar els consumidors per adoptar hàbits més sostenibles i més respectuosos amb el medi ambient.

<<Mande quien mande, este tipo de organismos debe estar por encima de tendencias o partidos políticos», dice F. Roda, presidente de la OCUC

ALICIA MARSILLACH|Con el criterio de sensibilizar a la opinión pública de sus responsabilidades en las medidas de politica económica que afectan al consumidor, nació en nuestra ciudad hace unos meses la Organització de Consumidors I Usuaris de Catalunya.
Su origen hay que buscarlo en el impulso de lo que Antonio Garcia de Pablos habia empezado a hacer en Madrid. aunque de una forma muy autónoma, puesto que la entidad está registrada en Catalunya y su ámbito territorial es el catalán. La idea consiste, no en crear una OCUC para toda España, sino una Federación de OCUC, porque cada mercado tiene sus caracteristicas distintas. La idea es que, en un futuro, las OCUC no serán regionales, pero si sectoriales, ya que no es lo mismo tratar, por ejemplo, el problema de los transportes que el del pan.

FORMA DE OPERACION DE LA OCUC
La Organització de Consumidors i Usuaris de Catalunya depende económicamente de las aportaciones de sus socios -clen pesetas mensuales- aunque para conseguir un auténtico apoyo monetario de importancia, la cifra ideal de socios debería alcanzar los ocho millones que tiene Ralph Nader el padre de este tipo de entidades en los Estados Unidos, que le permite desplazarse de un punto a otro de su pais, para las investigaciones, en un avión particular y acompañado de cuatro o cinco abogados.

Como inciso y para que nuestros lectores tengan una ideal aproximada de lo que pueden pesar este tipo de organizaciones en otros países, les diremos que el señor Nader consiguió que la General Motors retirara del mercado toda su producción de uno de sus modelos del mercado, al haber demostrado aquel, que dicha producción era defectuosa y causante de gravísimos accidentes de circulación.

El presidente de la OCUC, Frederic Roda, nos dijo que, de momento no tenían tantas pretensiones, pero que esperaban poder llegar a alcanzar un día una Importancia similar en nuestro país. Para ello es imprescindible contar con unas determinadas subvenciones,

De hecho, la propia Constitución, en el artículo 51, habla y da pie a la entrada de las Asociaciones de Consumidores como órganos consultivos y por la obligación que tiene el Estado de protegerlas, Por lo tanto, el Estado tiene que propiciar que los consumidores puedan organizarse.

EN CONTRA DE LA DEMAGOGIA
No se trata nos dijo el señor Roda de convertirse en unos apéndices de la Administración para avalar lo que hace, sino de ser un elemento critico, pero colaborador. Yo no creo en absoluto en la demagogia ni en que las organizaciones de Consumidores hayan de servir para denunciar fraudes, sino para evitarlos.

La OCUC piensa que los empresarios deben estar muy tranquilos, ya que se da la coincidencia de que en los paises con más desarrollo empresarial e industrial es donde mejor funcionan las Asociaciones de Consumidores. En Suecia, en Estados Unidos y en Alemania son importantísimas y no han perjudicado para nada a la economía de esos países. Quizá por ello, varios empresarios catalanes han ofrecido su ayuda a la OCUC, cuyo criterio es que, si verdaderamente existen empresas progresistas que creen en ella -siempre sin depender de una sola- se puede admitir perfectamente esa colaboración, sea del tipo que sea. Al fin y al cabo, si las empresas, que ya efectúan unos estudios de mercado antes de lanzar un nuevo producto, tuvieran una entidad que les orientase directamente sobre las necesidades reales de ese mercado tendrían mucho ganado.

UNA FILOSOFIA BASADA EN LA CONSTITUCION Como ya hemos señalado anteriormente la filosofía general de la OCUC se basa en la Constitución, en su artículo 51. Ade- más cree que las decisiones que en última instancia llevan a unos precios o a unas calidades son determinadas por unos conceptos generales de política económica. La idea es que se deben dar alternativas. Como nos decía el señor Roda, hablando de los intermediarios: «algún precio tiene poner las cosas en su momento y cuando tú las necesitas. Es necesario atacar un poco las causas profundas de politica económica».

Una de las primeras tareas de la OCUC fue la organización de las 1 Jornadas sobre el Plan Energético nacional, destinadas a proporcionar al público una información completa sobre el tema.

EL «DEFENSOR DEL PUEBLO»

La entidad está muy interesada en intervenir para que se consiga la definitiva implantación de defensor del pueblo», figura ya existente en el «Estatut de Catalunya, y que corre el peligro de ser puramente decorativa. Por ello se solicita que su puesto no dependa del Gobierno que en un momento dado tenga el país, sino que sea totalmente independiente de tendencia o partidos, esté por encima de todos los avatares políticos y pueda tomar decisiones, mande quien mande.

Uno de los proyectos existentes dentro de las actividades de la OCUC es la celebración de unas jornadas informativas, en colaboración con la Comisión de Cultura del Colegio de Abogados, que serán una o dos veces por semana, a puerta abierta, con la presencia de especialistas que informarán sobre derechos del consumidor,

UN SERVICIO DE RECLAMACIONES

Otro de los proyectos consiste en la creación de un servicio de reclamaciones para los asociados, atendido por varios abogados, con lo que como señalaba Frederic Roda, se creará la figura del abogado consumerista, o sea, especialista en estas materias. Se confía no tener con ello necesidad de llegar a lo contencioso, sino que, por simple gestión colectiva puedan resolverse los asuntos. Por ejemplo, si una oficina de tráfico despacha mal sus asuntos, lo que se debe hacer es buscar la causa de ese mal funcionamiento, para, entre todos ayudar a que desaparezca esa causa.

<<Nosotros -dice el señor Roda- creemos que la mejor forma de arreglar las situaciones conflictivas es sentarse a la mesa y discutirlas con las autoridades competentes».

Por último y para los lectores interesados en pertenecer a esta asociación de consumidores, les diremos que la OCUC tiene sus oficinas en la calle Valencia 273, entresuelo derecha. Teléfonos 215 49 08 y 215 48 39.

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FREDERIC ROCA I LA REVISTA DESTINO

Compilació dels seus articles, 1964-1968

Frederic Roda i Pérez (Barcelona, 15 de gener de 1924-1 de març de 2006), fou  director teatral, crític teatral i promotor cultural català 📷 CEDIDA

IGNASI RODA|Amb l’amic bellaterrenc Francesc Pérez hem començat la recerca dels articles que el meu pare va escriure a la revista Destino els anys 1964 al 1968. El nostre objectiu és reunir-los en una publicació (o potser dos) perquè el gruix de l’obra supera els 600 articles. Cal tenir present que Destino dedicava al teatre tota una plana on s’incloïa: articles de fons, crítica teatral, gasetilles i tot allò que tenia a veure amb el mon teatral. Allí Frederic Roda parlava de tot amb un profund coneixement de causa. El gruix de l’obra ens portarà tot un any de feina, però crec que val la pena donar a conèixer aquesta faceta literària del pare.

Com a exemple transcric en aquest lliurament un dels articles que considero ben oportú donada la ressonància de la pel·lícula Hoppenheimer mereixedora d’un munt d’Òscars, i tant celebrada arreu.

L’assumpte Hoppenheimer, és un text teatral de l’escriptor alemany Heinar Kipphardt (Heidersdorf, 1922 – Múnich, 1982). Aleshores, i pels vols de la data de l’article (gener de 1965) l’obra es presentava a París a càrrec de Jean Vilar i també a Milà dirigit por Grossi al Piccolo Teatro Milano, fets que motivaren l’article. La seva lectura és del tot enriquidora i evidencia que l’autor no es limitava a fer una crítica del muntatge sinó que anava més enllà alhora d’analitzar el per què d’aquest text teatral.

DESTINO, 9 de gener de 1965 |BELLATERRA.CAT

EL ASUNTO OPPENHEIMER

(Una crónica dramática de nuestra era)

LOS HECHOS

El 24 de abril de 1954, un comité de la Comisión Americana de Energía Atómica, C.E.A., abrió expediente a demanda del gobierno U.S.A. sobre el caso Robert Oppenheimer. Se trataba de averiguar si este investigador, que había dirigido los laboratorios de los Álamos, de los que salieron las primeras bombas atómicas, la de Hiroshima y Nagasaki, podía seguir mereciendo la confianza de las autoridades y mantener su acceso a los más altos y reservados secretos nucleares. La instrucción del expediente duró 23 días de declaraciones del profesor Oppenheimer y de numerosos testigos. La conclusión final del comité aseveró que la lealtad del encartado, pero le negó el futuro acceso a los “top-secrets” atómicos en razón de que su conducta y amistades reflejaban un serio desprecio a las exigencias del sistema de seguridad, estimando asimismo que su tendencia a ser influido por terceras personas podría tener serias repercusiones contrarias a la seguridad del país.

En 1963, y a petición del presidente Kennedy, el profesor Oppenheimer fue rehabilitado recibiendo el Premio Enrico Fermi por su excepcional contribución a los estudios y al desarrollo de la física teórica.

LOS PERSONAJES

¿Quién es este Oppenheimer secreto, silencioso, angustiosamente lúcido que tuvo entre sus manos los secretos y razones científicas de la bomba A, que fue consejero del presidente Truman, director de los Álamos y que en 1949 se opuso a la construcción de la bomba H? ¿Qué peso tenía en sus decisiones, sus antecedentes izquierdistas que nunca ocultó y que eran bien conocidos cuando fue nombrado para los cargos de alta responsabilidad que ostentó? Oppenheimer, a diferencia de su padre y de su esposa, no perteneció nunca al Partido Comunista. Cierto es que estuvo prometido a Jean Tatlick, procomunista, y en 1943, cuando ya era director de los Álamos, tuvo con ella una entrevista probablemente sentimental.

Contrariamente a la opinión técnica de Oppenheimer que se opuso a los proyectos de fabricación de la bomba H, el proyecto pudo seguir adelante gracias a un descubrimiento inesperado de Edward Teller, el otro gran sabio atomista, el único de su categoría que prestó testimonio contra Oppenheimer ante la Comisión Investigadora. Todas estas opciones u opiniones no hubiesen pasado de ser absolutamente particulares y trascendido al ámbito de los laboratorios secretos si dos hechos externos y trascendentales no se hubiesen interferido: la guerra fría, en competencia del poder con la U.R.S.S. (que determinó unos problemas de conciencia gravísimos precisamente entre las inteligencias y las insensibilidades morales más agudas, y que tenía entre sus manos las palancas decisivas de la muerte atómica) y ese fenómeno complejo, de resonancias atávicas, que fue el maccarthysmo, la “caza de brujas”, denunciada por el teatro de Miller, la Cruzada, iniciada por el senador de Wisconsin para descubrir a los traidores que habían vendido los secretos atómicos a la U.R.S.S., país considerado por los orgullosos americanos como tierra de “mujiks” incapaces de ir más allá, con su corto ingenio, del uso de la palanca.

LA SITUACIÓN TEMÁTICA

Realmente, como decía lúcidamente Wilde, la vida imita al arte. No se podían hallar elementos de mayor carga antagónica que los del caso Oppenheimer. El mundo moderno ha trascendido quizás los valores agónicos de la novela, pero no los antagónicos (como agonías enfrentadas) del teatro.

El primer elemento del drama son las propias actas auténticas de las sesiones de la Comisión de Seguridad de Energía Atómica, publicadas por el Departamento de Estado de USA. Este hecho obligatorio a un Estado frente a sus ciudadanos, es la base de esta pieza de teatro, documento y testimonio. Heinar Kipphardt realizó en los propios U.S.A., un montaje escénico del tema. Ahora, Jean Vilar, en París, y un grupo italiano dirigido por Grossi en el Piccolo Teatro Milán, han interpretado la obra a Europa con abundante modificaciones.

LO QUE SE HA OBTENIDO

El teatro como modo de conocer la realidad. No es fácil conocer las cosas tal como son, y menos tal como han sido. Nuestro criterio, inevitablemente, sufrirá eso que se da en llamar condicionamientos, y así hemos de admitirlo. Para el hombre podemos hablar con más propiedad del camino de la verdad que de la verdad como meta: de esta manera, los viejos conceptos de vida, método, luz, que sitúan la verdad, no en sí misma, (incognoscible), sino en perspectiva (experimentable), se nos demuestran nuevamente válidos.

El asunto Oppenheimer nos hace comprobar, al menos, que aquello que tenía un valor determinado en 1936, en la juventud del investigador, no puede juzgarse con criterios de los años 50. El fenómeno inquisitorial, -seamos humildes-, es de todas las épocas, la nuestra comprendida. Por otra parte, el irreversible progreso moral de los hombres determina una situación nueva para el viejo y ya inválido concepto de la autoridad: el hombre moralmente superior debe decidir más cosas por sí mismo: los criterios de todo orden económico, político, militar, demuestran su naturaleza esencialmente inferior respecto a los problemas estéticos; y el hombre se debe a las respuestas éticas antes que a las soluciones que ofrecen aquellos otros criterios.

Parece ser que la autenticidad de El asunto Oppenheimer produce un cierto desasosiego en los críticos y espectadores. Observaciones que rebasan las puramente teatrales, se introducen, justificadamente, en la formulación del juicio en esta muestra de “forma procesal” que es la forma jurídica dramática por excelencia.

Oppenheimer (como podría ser en la URSS el sabio Kapitza, que fue llevado a prisiones Stalinistas por su resistencia a la investigación autonómica) nos parece mucho más interesante en su duda, en su falta de coraje, en sus contradicciones flagrantes, en su orgullo científico del tiempo, en su “afaire” que no en Ginebra en 1963 cuando declara que participará de una forma consciente a la fabricación de las armas atómicas. Su conciencia se ha simplificado; pero él tiene derecho a esta simplificación que quizá no sea más que humildad, porque ha pasado previamente por una dura prueba.

FREDERIC RODA, 9 de enero de 1965

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